Nuestra fe influye prácticamente en todos los aspectos de nuestra vida. Más allá de simplemente creer en Jesucristo, procuramos poner en práctica Sus enseñanzas en el hogar, el trabajo y en nuestras comunidades.

Todos nosotros somos hijos espirituales de un amoroso Padre Celestial que nos envió a esta tierra para aprender y crecer en un estado mortal. Como mormones, somos discípulos de Jesucristo. Vivimos para servirle y enseñar Su plan eterno para cada uno de nosotros.